OJO CON EL CORONAVIRUS
¡Ay mi amor por favor! Después de un par de días de controles médicos, análisis, vapores con agua, inyecciones de vitamina c y unas cuantas cucharadas de plata coloidal estamos de vuelta.
Es que desde que nos enteramos que María Eugenia se había contagiado de coronavirus nos preocupamos mucho. Por supuesto cuando le dije al Nacho, mi marido peronista, el miedo que estaba sintiendo se me rió en la cara. “-Jodete vieja gorila. Andá, seguí marchando con tus amigos anticuarentena, seguí hablando de infectadura. Andá a contarle a magoya a ver si le importa”.
Más allá del dolor por ver lo poco que le importo a mi marido, no pude sacarme de la cabeza que el coronavirus nos puede agarrar a todos. Hasta hace poco tiempo, con la Thelma y Felicitas Beccar Varela, estábamos convencidas que sólo se contagiaban las personas que estaban contra Trump, contra Bolsonaro, los chinos y todos sus amigos. Pero ahora nos damos cuenta de que no es así, y la gente de bien también se contagia. Sobre todo si se exponen innecesariamente yendo a marchas por la libertad y a cacerolazos pidiendo por Vicentín.
Desde hoy nos vamos a lavar las manos más seguido, a usar barbijo y a pinchar los celulares de los conocidos, así no tenemos necesidad de hablar con nadie. Cuidate negro, ojo con el coronavirus.