Sociedad

CINEMA PARAGUISO

Por el 19/07/2020

¡Ay mi amor! La Thelma me llamó hace un rato y estaba como loca, parecía una mujer al borde de un ataque de nervios:

-Pará un poco Thelma, te va a dar algo.

–Te juro que no entiendo al presidente, Nancy, no lo entiendo. Parece que se cree Rambo, Rocky o Indiana Jones.

-No te sigo Thelma ¿qué pasó?

-Le hicieron una nota y se puso a recomendar series en lugar de gobernar como tiene que hacerlo, se vé que ya se olvidó lo que dijo el día de la independencia. Parece que lo único que hace es mirar Netflix, esto es una joda.

-Bueno no creo que sea tan así, utimamente estás muy perseguida. No es el hombre de la máscara de hierro, por más K que sea puede ver un poco de tele.

-Bueno, capaz que esté un poco Mad Max. Es que el otro día le dije a mi marido ¡atame! y no me tocó ni un pelo. Somos como dos extraños amantes.

-Bueno vieja, vos sabés como es la ley del deseo. Con el Nacho me pasa lo mismo, a veces nos perdemos en un laberinto de pasiones y otras veces parecemos unos amantes pasajeros. Ya ni me acuerdo la última vez que le dije hola a mi buen amigo gigante.

-Es todo culpa de esta cuarentena que nos toca vivir Nancy. A casi 28 semanas después de iniciar este bendito confinfinamiento hay una psicosis muy grande dando vueltas. Mi marido me comenta el otro día, “hace tanto que no agarro plata que ya ni sé cuál es el color del dinero.

-Si mi amor es grave esto, pero según el Nacho si el presidente no hubiera tomado los recaudos necesarios, esto parecería la noche de los muertos vivos. Y encima tiene la caradurez de insinuarme que si esto hubiera pasado con Mauricio en la presidencia hoy seríamos kamchatka y la gran nación que una vez supimos concebir sólo sería cenizas del paraíso.

-Ay Nancy ¿te parece que es para tanto? Yo creo que los K están muy cerrados, como en una odisea de los giles, y no ven el elefante blanco que tienen delante. Lo bueno es que nosotras vamos a escribir la historia oficial cuando todo esto termine, porque si la escriben ellos la van a convertir en un cuento chino.

-Si Thelma, tenés toda la razón. Cuando esto termine los vamos a obligar a escribir en un pizarrón cien veces no debo seguir eligiendo presidente populistas.

-Bueno Nancy, voy a ver qué hay para cenar sino mi marido se vuelve un toro salvaje y quiere aprovechar para irse a jugar una fichas al casino, no entiende que están cerrados y que por un puñado de dólares no le van a dar bola para abrirlos.

-Dale vieja, después nos hablamos. Sacá a esa poderosa afrodita de adentro tuyo y dale a tu marido un poco de magia a la luz de la luna.

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