LA OLA ESTÁ DE FIESTA
¡Ay mi amor! Por fin la justicia está haciendo lo que tiene que hacer, que es obligar a los docentes a dar clases sin parar, porque para eso hicieron un juramento cuando se recibieron.
Es más, Horacio estuvo flojo en su pedido a la justicia, debería haber exigido que las clases fueran de lunes a lunes, sin feriados ni vacaciones para recuperar todo lo que no estudiaron el año pasado, porque así como viene la cosa los chicos no van a poder estudiar la carrera de sus sueños: Ingeniería.
Obviamente que para el Nacho, mi marido peroniste, que la justicia avale la continuidad de las clases en medio del crecimiento de casos por coronavirus, es de una irresponsabilidad tremenda. Según él, especialistas de todo el mundo coinciden en que las escuelas pueden convertirse en lugares de alta transmisión comunitaria y que sin los protocolos y cuidados necesarios esto puede aumentar la velocidad de los contagios.
Pero claro, el Nacho tiene una mirada sesgada de las situación. Tantos años de educación pública, de docentes fracasados y adoctrinamiento peronista le están pasando factura. Según su forma de pensar la educación tiene que ser para todos, ¿pero dónde está el mérito es eso? ¿Ustedes creen que a Mauricio o a Marcos Galperín le regalaron algo? Ellos se hicieron bien de abajo.
Con la Thelma creemos que Maurici tiene mucha razón al momento de defender la educación, es peor el flagelo de la ignorancia que una pandemia mundial. Para el coronavirus hay vacuna, en cambio para la ignorancia no. Y Mauricio sabe mucho de eso.
Lo importante acá es que el Nacho está equivocado y yo tengo razón, como siempre. Él insiste en que la ola de contagios está de fiesta y que sin responsabilidad nos vamos a ir al tacho. Yo le digo que siempre y cuando usemos barbijo, gas pimienta, flota-flota, la bandera argentina, la constitución nacional y perfumes importados podemos hacer todas las marchas que creamos necesarias hasta recuperar la República.