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VACUNANCY

Por el 08/12/2020

¡Ay mi amor por favor! Estoy acongojada, devastada, hace días que no me levanto de la cama. El Nacho, mi marido peronista, me engañó. Pero no con una kukagarralapala, eso no es engaño, yo lo considero justicia poética porque a los kirchneristas les gusta darse por el cu…lo.

Cuento esto únicamente con la intención de advertirle a las mujeres para que no sean engañadas en su buena fé. Si tienen maridos con las siguientes inclinaciones políticas tengan mucho cuidado hermanas: Kirchneristas-Peronistas-Chavistas-Mapuchistas-Guevaristas-Socialistas-Comunistas.

Todo venía muy bien, hacía un par de días que el Nacho y yo no discutíamos de política, de hecho, no discutíamos. Me preparaba el desayuno a la mañana y me decía piropos peronistas, cosas como: “Nancy mi amor, te entro como Tula al bombo” o “Vieja, estás más fuerte que los tres pilares de la doctrina justicialista”, a mi el que más me gustó fue “Estás mas fuerte que el televisor en la casa de Menem”. Diganme tonta, pero me gustó que el Nacho me mimara así.

El viernes fue el día en que se desató todo, se levantó a la mañana, me llevó el café a la cama y me dijo:

-Vieja estuve pensando y creo que nos merecemos unas vacaciones. Quiero que vayamos a Brasil. Yo puedo ir a verlo a Lula y vos podés ir a ver a Bolsonaro.

-¡Ay Nacho que alegría! Por fin vamos a salir de vacaciones de verdad, ya estaba cansada de ir a esas colonias peronistas donde lo único que hacen es tomar ananá fizz caliente y cantar la marcha peronista cada vez que se levantan.

-Bueno dale, arriba que para viajar a Brasil necesitamos ponernos la vacuna contra la fiebre amarilla. Cerca de la UB hay un vacunatorio, podemos averiguar ahí.

-¿Estás seguro que hay que ponerse esa vacuna Nacho?

-Si vieja lo leí en Clarín. Dicen que es un requisito indispensable que Bolsonaro exige a los argentinos.

-Ah, entonces debe ser verdad.

En ese momento debí haber sospechado algo, el Nacho nunca lee Clarín. Pero me tenía tan embobada con su actitud de peronista decontruido que no pude ver la maldad en sus ojos.

Salimos para el vacunatorio y antes de llegar estaciona el auto frente a la Unidad Básica en la que milita, “Las 64 Mangueras Peronistas”, cuando le pregunté qué hacíamos ahí me dijo que tenía que buscar su documento. Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. De pronto seis negros grasientos y con olor a choripan me estaban sacando del auto y arrastrándome hasta el sucucho en el que adoctrinan personas para convertirlas en fervientes seguidoras de Perón, Néstor y Cristina. Cuando estuvimos dentro fue aún peor. Todo el ambiente estaba impregnado de un olor rancio, viejo, acumulado de años de choripaneadas y abrazos sudorosos.

Me sentaron en un sillón y me dijeron que sino me quedaba quieta me iban a tener que atar, accedí unicamente porque estaba en inferioridad de condiciones y había dejado mi gas pimienta en casa. En eso se acerca una mujer con una bandeja en la mano, como buena republicana que soy les dije que por más que me inyectaran el suero de la verdad no iba a revelar los detalles de la campaña para que Mauricio vuelva a ser presidente. Pero lo que me contestaron me heló el corazón.

-¿Suero de la verdad? Esto no es ningún suero de la verdad vieja, esta es la vacuna contra el Coronavirus. Trajimos dosis de contrabando de Rusia y vas a tener el honor de ser la primer vacunada del país.

Luché con todas mis fuerzas, girté, patalié, pero ellos eran más y pudieron doblegarme. Finalmente la aguja traicionera desgarró mi piel y me inoculó su vacuna. En un momento de descuido me escapé. Estuve vagando por barrios bajos, pobres, llenos de kirchneristas y mujeres que se embarazan por un plan que me miraban y se reían. Me sentía desnuda. En un momento agarré un palo y amenace con partírselo por la cabeza a un negro sino me daba su teléfono. Llamé a la Thelma y ella, tan piadosa que es, me mandó a buscar por su chofer en su Mercedes Benz. Cuando me subí al auto sentí paz y tranquilidad, había una barrera entre ellos y yo, estaba viva.

Pero el Nacho había logrado su cometido, me pusieron la vacuna rusa. Ya siento como los bebés abortados juguetean en mi cuerpo y como el chip de control mental se apodera de mi mente. La única esperanza que tengo es que ninguno de esos negros pudiera leer ruso y en la confusión me pusieran el placebo.

Para colmo me sacaron una foto para mandar a los medios, pero como no soy “una cara bonita” le hicieron photoshop y pusieron a una vieja compañera dueña de la quiniela de la esquina.

Mi mamá ya me habia dicho que no había que confiar en los peronistas, porque cuantito te descuidás te meten una reforma y te convierten en uno de ellos. Por eso hace varios días que lo único que hago es ver TN todo el día y mirar en Youtube las editoriales de Leuco, quizás eso me ayude a contrarestar los efectos.

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