¡VOLVIMOS!
¡Ay mi amor! Por fin estamos de vuelta, después de mucho andar y andar, llegamos a nuestro país. No había querido decir nada antes, pero estuve en una misión de infiltración y rescate. Algo así como en esas peliculas de Chuck Norris o Steven Seagal, porque tuve que ir a rescatar a mi amiga Thelma que estaba varada en Miami.
Todo empezó cuando el presidente del Nacho, mi marido peroniste, dictaminó que ninguna de las personas que viajaron al exterior podían volver a ingresar al país. Fue devastador escuchar esas palabras y la risa del Nacho, puteando los pobres argentinos de bien que pudieron viajar al exterior a disfrutar de la libertad, la fraternidad y la igualidad.
Todo empezó cuando con el esfuerzo y el sudor de la frente de los empleados del marido, la Thelma se pudo pagar un viajecito a Miami para descansar y recargar pilas para la dura campaña que se viene. Pero nada en el mundo la preparó para el desprecio, la ignominia, el oprobio, la desfachatez, la deshonra, la afrenta y la infamia de este gobierno de científicos. No tuvieron ni una pizca de piedad a la hora de olvidarse de los argentinos en el exterior.
Y a partir de ese momento yo empecé mi travesía rescatista. Como por avión no me podía ir, el Nacho tiene confiscado mi pasaporte por eso lo más lejos que me lleva es a esas colonias peronistas en Cosquín, decidí irme por tierra. Con engaños, mentiras y un poco de mi sex-appeal, logré que me llevara hasta Misiones pero cuando se dió cuenta que mi objetivo no era llegar a Venezuela para aprender de su cultura y absorber la revolución chavista, como le había dicho al principio, me dejó tirada en el medio de la ruta.
La cosa es que gracias a mi astucia logré llegar en un abrir y cerra de ojos hasta Panamá. No se dan una idea lo que el pueblo panameño siente por Mauricio. Hay calles con su nombre, Bancos, plazas y hasta hay padres que nombran a sus hijos como él.
Cuando llegué a la puerta de su casa en Miami, la Thelma no lo podía creer. Estaba perpleja dele tomar champagne y comer ostras, me dijo que se sentía abandonada a la buena de Dios, en medio de todo el lujo y el glamour de su casa en la playa. Inclusive había tenido que seguir el ejemplo de Vivi Canosa y empezar a regalarle medias de distintos pares a los otros argentinos que se quedaron varados en como ella.
Si bien mi idea era pegar la vuelta rápido, para ayudar a Mauricio con el tema de las internas y la candidatura de Pato Bullrich, la Thelma me convenció de quedarme unos días más. Y así estuvimos hasta decidimos que ya era suficiente y que nuestro país nos necesitaba. Y al mejor estilo de Tom Hanks en Náufrago, nos hicimos a la mar. La Thelma quería alquilar un yate de 60 metros de eslora, pero le dije que no era necesario tanto lujo, que con uno de 55 metros nos arreglábamos.
La cosa es que navegamos y navegamos durante muchos días, hasta que el capitán nos avisa que ya estábamos en aguas argentinas. En ese momento nos pusimos a pensar con la Thelma en cosas importantes, se reconectó nuestro chip revolucionario y nos pusimos en modo Mauricio: alertas, expectantes, combativas y democráticas. Porque si hay algo que nos representa a los seguidores de JxC es el respeto por las leyes y la democracia.
Lo primero que sentimos cuando pisamos el suelo argentino fue el olor a choripan y peronismo que se nos pega en la nariz y oprime nuestros derechos constitucionales de libertad y de poder rajar al negro cuando se nos cante la regalada gana.
En las próximas horas vamos a empezar a actualizarnos con las novedades políticas y económicas del país, por lo pronto esperamos que Pato Bullrich y Maximiliano Guerra sigan fuertes como los candidatos number one, que Alfredo Casero haya recuperado su gracia, que Luis Brandoni haya continuado con su magnífica obra de teatro y que María Eugenia Vidal cumpla su promesa de ser la escudera incondicional de Mauricio.