Desempolvando cacerolas
¡Ay mi amor! Por fin, por fin pudimos volver a sacar las cacerolas y darles su verdadero uso. Cuando me llegó el comentario no lo podía creer, por fin el pueblo se volvía a levantar contra las atrocidades de los políticos de turno. Ya no está Mauricio, ni Gabriela, ni Marcos, ni Laurita para defendernos por eso lo tuvimos que hacer nosotros.
No podíamos dejar que el Presidente les dijera «miserables» a los empresarios que hicieron grande a esta nación, a los amigos de Mauricio, entonces dijimos basta. Por supuesto que en mi casa no tuve mucho apoyo, el Nacho (mi marido peronista) me dijo que era una vieja gorila y que salvo que sacara una olla para hacer unos fideos mejor que ni las toque. Pero yo no me dejé amedrentar y con las chicas nos pusimos de acuerdo en el grupo de WhatsApp para salir todas juntas en el mismo horario a cacerolear. Pero se ve que en mi barrio todos apoyan al «Alberto de la gente» porque cuando salí a la puerta y empecé a darle con todo a la cacerola, todos los vecinos me empezaron a gritar «vieja gorila», «chorra», «antipatria» y todas esas cosas.
¿Dónde está la democracia y la libre expresión? Las cacerolas son nuestras y siempre que sea necesario, o cuando nos convoquen los troles de Marquitos Peña vamos a salir a golpearlas.